“El partido más grande de la historia del futsal”. Nicolás Sarmiento, el arquero de la selección argentina que festeja cada atajada como si fuese un gol a favor, no necesitó ni diez palabras para definir el acontecimiento que ocurrirá en el mediodía del domingo en la lejanísima Tashkent, la capital de Uzbekistán (12 horas, TVP y DSports). Y si bien la sentencia quizás pueda resultarle exagerada a un europeo, mirada desde la orilla oeste del Atlántico no hay espacio para la duda: en la especialidad deportiva que sea, una final del mundo entre Argentina y Brasil no admite comparación con ningún otro enfrentamiento. Y si se trata de fútbol, el desafío y la pasión pueden desbordar cualquier límite imaginable y transformarse en espectáculo inolvidable.